En apoyo a esta campaña, desde el Instituto de Previsión y Seguridad Social de Tucumán adherimos a esta tarea de difundir información a la población sobre esta afección y otras enfermedades óseas metabólicas para su prevención.
La OMS presenta estudios en los que refiere a la evidencia de la incidencia que tiene el hábito de fumar en la disminución de la densidad mineral de los huesos.
Un meta-análisis publicada por la entidad, reconoce que a edad avanzada, una cada ocho fracturas de cadera, es atribuible al hábito de fumar cigarrillos. La persona fumadora habitual, tiene una pérdida de concentración mineral en los huesos mucho más rápida que los no fumadores, con una incidencia de hasta el 6% en la densidad ósea total. La fractura de cadera se presenta con mayor preeminencia entre los fumadores a todas las edades, pero asciende un 17% a los 60 años de edad, y al 71% a los 80 años.
El estudio sugiere además la constatación de una caída en los niveles de pérdida de hueso, en tanto la persona abandone el hábito de fumar cigarrillos.
La osteoporosis aunque afecta mayormente a mujeres no es exclusiva y desde la OMS, se afirma que aproximadamente el 30% de las mujeres postmenopáusicas presentan osteoporosis en mayor o menor grado, lo que se revela a través de la densitometría ósea, que establece el grado de densidad mineral de los huesos.
La Osteoporosis es una enfermedad crónica y progresiva que se caracteriza por una disminución de la masa ósea y un deterioro de la arquitectura ósea, lo que aumenta el riesgo de sufrir fracturas.
Las fracturas osteoporóticas son las principal consecuencia de esta patología. De hecho se calcula que una de cada tres mujeres de más de 50 años sufrirá al menos una fractura osteoporótica a lo largo de su vida.
Para prevenir esta patología es necesario trabajar en el fortalecimiento óseo, si bien los cuidados deben comenzar en la infancia es imprescindible reforzarlos después de los 50 años con una alimentación equilibrada rica en calcio y vitamina D, realizando actividad física y manteniendo siempre hábitos de vida saludable.
Lácteos, frutas y vegetales en abundancia, así como reducir la ingesta de carnes y evitar la sal de mesa, son las recomendaciones principales que se realizan en una prevención que no solamente debe alcanzar a las mujeres, sino a todos por igual, en tanto la patología consecuente puede ser sufrida por ambos sexos y a cualquier edad.