Comenzaron a trabajar desde muy jóvenes, hace 25 años que pertenecen a la institución y próximamente recibirán una medalla por su compromiso y fidelidad, hoy nos cuentan sus historias.
Marta Susana Villafañe ingresó a la institución en el año 1987, cuando su hija daba sus primeros pasos, hoy con una gran emoción recuerda los primeros pasos que ella transitó por las diferentes oficinas, hasta llegar a Tesorería, al sector Cajas, del cual nunca más salió.
Cuando rememora sus inicios, se remonta a los años en los que se realizaba todo manualmente. Hoy todo eso cambió “es increíble lo que creció en cuanto a la sistematización de trabajos, y en estos 25 años creció el doble los empleados”, describió.
Una de las cosas que más se destacan en el relato de Marta, es el profundo agradecimiento que tiene hacia el instituto, ya que la obra social lo ayudó a su hijo, lo salvó de una vida con pocas probabilidades de ser vivida alegremente.
Martín, su hijo de 20 años, era una persona que sufría de obesidad, pesaba 220 kg y casi no caminaba debido a las úlceras de sus piernas. “Gracias al Subsidio de Salud, que cubrió íntegramente el tratamiento, a los especialistas del Centro Calidad de Vida y a los médicos que lo operaron, hoy Martín es un joven feliz, con 90 kg, con sus piernas recuperadas y vive su vida plenamente”, detalló con lágrimas en los ojos.
La experiencia de la doctora Laura Eugenia Sierra Peralta, fue un poco diferente pero sumamente enriquecedora. Comenzó en el año 1985, ingresó con un grupo de personas que entraron en un período de prueba de 6 meses, y ella continuó por muchos años más.
En su paso recorrió diferentes oficinas, comenzó en Asesoría Letrada, con el cargo de ayudante. En este lapso, culminó sus estudios de Procuradora y estuvo a cargo de la procuración del departamento. Luego siguió en Secretaría General, Verificación y Pago, hasta que la trasladaron a la filial de Buenos Aires, donde fue la encargada de organizar el área previsional de dicho lugar “la experiencia en Buenos Aires fue muy buena, porque había un grupo grande de jubilados y, en algunas ocasiones, debían realizar trámites en nuestra provincia. Por eso es que se aprovecho para ver cuáles eran los trámites que se podían hacer desde allá sin que el afiliado deba viajar, en ese momento ayudamos y sentimos que fuimos lo bastante útiles para ayudar a los que nos necesitaban” comentó.
Luego de tres años de residir en la capital argentina, volvió a Tucumán y retornó al departamento de Asesoría Letrada, finalizó sus estudios de Abogada y hoy es abogada de la institución, “me encargo de dictaminar expedientes previsionales que quedaron pendientes. El IPSST litiga en Tribunales a través de un poder que nos otorga la provincia, para poder resguardar los derechos que tiene, y así podemos intervenir para lograr que el proceso se realice como debe ser y que las diferencias que se reclamen sean las que corresponde”, manifestó la doctora Sierra Peralta.
A lo largo de éstos 25 años seguramente hubo mucho por cambiar, pero hay algo que Villafañe y Sierra Peralta comparten, lo que se guardan como recuerdo imborrables, que es el “gran grupo humano que se forma después de tantos años, los sentís parte de tu familia”, confesó Sierra Peralta. Villafañe rescató una de las grandes características que tiene la obra social, “es un sistema solidario, el que menos aporta tiene los mismos beneficios del que más aporta, no hay diferencias de escalafones, acá todos tenemos lo mismo, y eso no hay que perderlo nunca. Es un gran trabajo, si me dieran a elegir, elegiría una vez más trabajar en ésta institución”.
El próximo 4 de octubre se realizará un acto en el cual seis empleados del IPSST, serán reconocidos por sus 25 años de trayectoria. Dicho acto, será presidido por la interventora del Instituto de Previsión y Seguridad de Tucumán, contadora Nelly Ganím.