La Esclerosis Múltiple es una afección neurológica progresiva y crónica que se manifiesta generalmente entre los 18 y 35 años. No es contagiosa ni hereditaria, y sus causas pueden estar relacionadas con factores genéticos, ambientales y virales, entre otros.
Esta enfermedad, afecta al sistema nervioso central, específicamente a la mielina que recubre las fibras nerviosas. Cuando el sistema inmunológico no reconoce a la mielina como propia, se produce un daño que interrumpe la capacidad de los nervios para transmitir impulsos al cerebro. Con el tiempo, esta condición puede ocasionar el deterioro permanente de los nervios.
Los síntomas de la Esclerosis Múltiple varían de una persona a otra, pero generalmente incluyen:
- Adormecimiento o falta de fuerza en algún miembro
- Disminución de la agudeza visual
- Problemas de memoria
- Temblores, mareos y falta de coordinación
- Dificultades en el habla
Aunque actualmente no existe cura para la enfermedad, hay tratamientos que pueden ayudar a acelerar la recuperación de los ataques y mantener controlados los síntomas. Por esto, resulta fundamental que los pacientes cuenten con un diagnóstico temprano que les permita mejorar su calidad de vida.
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