La meningitis es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una infección bacteriana severa de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, llamadas meninges. Por la gravedad que representa, debe siempre ser considerada como una urgencia médica, ya que podría dejar secuelas graves en las primeras 24 horas, e incluso, ocasionar la muerte.
La bacteria que ocasiona la enfermedad se transmite de persona a persona a través de las secreciones respiratorias o de la garganta. Los modos de contagio pueden ser diversos, pero los más comunes son: besos, estornudos, tos, compartir vasos o tazas y convivir con mucha gente en lugares pequeños.
Los síntomas de la meningitis meningocóccica más frecuentes, son rigidez de nuca, fiebre elevada, fotosensibilidad, confusión, cefalea, vómitos y se presentan con mayor frecuencia en niños menores de cinco años, aunque el principal impacto de la enfermedad se da entre los lactantes y bebés menores a un año.