Debido a las bajas temperaturas, se produce un incremento en el uso de artefactos para calefaccionar el hogar, aumentando así el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono en espacios cerrados o semicerrados.
El monóxido de carbono, es un tipo de gas tóxico que ingresa al organismo a través de los pulmones y reduce la capacidad de transportar el oxígeno a la sangre. Este gas venenoso, resulta difícil de percibir debido a que no tiene color, olor, sabor, ni tampoco genera irritación en ojos ni nariz. Sin embargo, existen indicios que nos ayudan a detectar la presencia del gas en nuestro hogar:
- Coloración amarilla o anaranjada de la llama, en lugar de color azul
- Aparición de manchas en las paredes; decoloración de los artefactos, de sus conductos de evacuación de gases o alrededor de ellos
Algunos síntomas que se presentan ante la inhalación del gas son:
- Dolor de cabeza y mareos.
- Somnolencia, debilidad o cansancio.
- Náuseas/vómitos.
- Pérdida del conocimiento y/o convulsiones.
- Palpitaciones o dolor de pecho.
- Paro cardiorrespiratorio.
Para evitar la intoxicación por monóxido de carbono, es fundamental:
- Mantener los ambientes correctamente ventilados
- Si se encienden brasas o llamas de cualquier tipo, no dormir con éstas encendidas. Siempre debe apagarlas y prenderlas fuera de la casa.
- Controlar que las rejillas y los conductos de ventilación estén libres de desechos.
- No usar el horno u hornallas de la cocina para calefaccionar el ambiente.
- No mantener recipientes con agua sobre la estufa, cocina u otra fuente de calor.
Recuerde que toda instalación de artefactos a gas debe cumplir con condiciones de ubicación, ventilación y evacuación. Ante cualquier sospecha de monóxido de carbono en el ambiente, debe acudir a un gasista matriculado.