Lo ideal es reemplazar esos platos por comidas más frescas y livianas, como ser ensaladas, verduras de estación y frutas, que se caracterizan por ser mucho más ligeras y además se las puede combinar en preparaciones fáciles y rápidas.
Con una ingesta distribuida en varias comidas al día, aprovecha las frutas y vegetales que se encuentran en el mercado durante esta época, ya que tienen mayor volumen de agua en su composición, así como antioxidantes, vitaminas A, C y E y betacarotenos.
Si seguís estos consejos, vas a poder saborear exquisitos duraznos, pelones, ciruelas, paltas, sandía, melones, tomates, calabazas, zapallitos, berenjenas, pimientos, pepinos, frutillas, cerezas y peras, todos alimentos frescos propios de esta época del año.
Diariamente se recomienda ingerir un mínimo de 400 gramos entre frutas y verduras, lo que equivale a dos porciones de frutas y tres de hortalizas de las que al menos dos raciones, es preferible consumirlas crudas y preferentemente con su cáscara.
Con respecto a los líquidos, es recomendable tomar un mínimo de 2 litros a lo largo del día en todas sus variantes, pudiendo ser agua con o sin gas, jugos y licuados naturales de frutas o verduras, y tener siempre presente que la sed, se presenta cuando ya existe cierto grado de deshidratación, por lo cual es indispensable anticiparse a que eso suceda, ingiriendo líquidos en forma constante.
Algo muy importante, es saber que ante las altas temperaturas conviene reducir el consumo de bebidas alcohólicas, cafeína e infusiones y comidas muy calientes, debido a que suelen poseer alto contenido en sodio y facilitan que te deshidrates.