La oficina de contaduría general, a cargo de la contadora María Eugenia Sosa, es el soporte administrativo y de contralor de todos los movimientos contables de la institución. Por sus escritorios, transitan todos los expedientes referidos a lo económico y financiero de la Obra Social. Con la llegada de la actual intervención y el nuevo organigrama, todo movimiento financiero de la institución pasa en forma exclusiva por esta oficina.
“Estamos divididos por sectores, una vez que ingresa a mesa de entrada de la oficina, el expediente es enviado según corresponda al área de Acción Social, Subsidio de Salud, Caja, Banco, Impuestos y Funcionamiento. De esa manera tenemos dividido el trabajo y cada uno se encarga de una determinada función. Así también, en nuestras manos está el balance general de la institución. Los meses más duros para nosotros son enero, febrero y marzo, que es donde hay que hacer el balance que debe estar presentado a fines de marzo”, sostiene Sosa.
Según cuenta la contadora, antes había departamentos contables en cada oficina, ahora ya no, todo centralizado. Esto genera mejor organización, mejoró todo el trabajo. “Al estar todo centralizado, la información no se pierde, todo se maneja de aquí, todos dependemos un sector específico. Lo que se logró con esta intervención fue eso, la centralización del área contable. Esta gestión le está dando más importancia y relevancia, a determinadas área, por ejemplo el área impositiva”, afirma.
Claudia Lombardo es uno de los integrantes más recientes de la oficina. Ella se encarga de los expedientes que llegan desde Acción Social. Por aquí pasa todo lo referido a pagos de subsidio de sepelios, maternidad y el seguro a los estudiantes. “Si alguno tuvo un accidente y hay que hacerles un reintegro, me llega el expediente, entonces yo chequeo todo lo que tiene que ver el informe enviado por acción social, verifico las imputaciones, los montos, verifico que concuerde todo lo que dice el informe, una vez que está todo listo, hago la imputación para que se pague. Es la última etapa del expediente, antes de ir a tesorería para que efectivice el pago”, comenta Lombardo.
Hay un área que tiene un momento del mes donde el trabajo se hace a destajo. La última semana de cada mes, eleva el nivel de presión de la oficina. Karina Ramírez, sabe muy bien sobre esto, ella pertenece al sector Subsidio de Salud, por allí ingresan todas las actuaciones que implican el pago a prestadores. Karina cuenta que una vez que llegan aquí los expedientes, no pueden tenerlos más de dos o tres días. “Cualquier retraso que tengamos, implica retraso en todo el proceso y con ello la demora en el pago. Los prestadores tienen hasta el 10 de cada mes para presentar la facturación del mes anterior. Aquí llegan para la liquidación y autorización de pago. Yo hago la minuta contable del pago y en base a lo que envío, tesorería hace el pago después. Estamos siempre a contra reloj, para tener a los 30 días la liquidación efectiva. Hasta el diez de cada mes no hay actuaciones, porque está recién ingresando, desde el veinte al treinta llega todo. En menos de dos semanas tenemos que liquidar todo, para que los pagos estén efectivamente los primeros días del mes siguiente. Por suerte está todo sistematizado el trabajo, los tiempos se acortaron bastante, pero igual debemos hacer un trabajo muy minucioso”, afirma Ramírez.